Tenía esta entrada en mente desde hace mucho tiempo; primero,
por el aluvión de preguntas que a lo largo del tiempo he recibido acerca del
tema y segundo, porque lo sentía como una deuda.
El día que me picó el bichito de la ambición literaria
busqué por el espacio cibernético una entrada en la que me explicaran los pasos
a seguir y, algunas encontré sí, pero cada historia es diferente, y la mía es
una más.
Tras haber guiado a dos pequeñas saltamontes hasta buen
puerto (las dos tienen ya publicado también su libro, cada una a su estilo),
mostrándoles paso a paso las etapas que seguí, aquí va la entrada de “Cómo
llegue a publicar mi libro” para no tener que relatar mil y una vez lo mismo a
los que acudís a mí en busca de información.
En mi caso, a los dieciséis años terminé de escribir mi
primera novela “La montaña del amanecer”, una historia que solo llegó a mis
familiares y amigos, dado que yo consideraba que llegar a publicar era un sueño
imposible de alcanzar. La historia quedó guardada en un cajón y dejé de
escribir durante un tiempo, volcada en la carrera de farmacia. Tan solo,
escribía canciones con mi guitarra porque la necesidad de crear no desparece,
quizás se transforma según las circunstancias; y al fin y al cabo, ¿qué son las
canciones sino pequeñas novelas?
El día que asaltó a mi mente la idea de “Baile de
luciérnagas” decidí tomarme en serio lo de la escritura y quise hacer las cosas
bien, con calma y sobretodo, disfrutando.
Me apunté a dos cursos de escritura, consciente de que desde
el colegio nadie me corregía “una redacción”
con la humildad necesaria para reconocer que siempre hay cosas por
aprender. Uno fue el de “Fuentetaja literaria”
Fuentetajaliteraria
y el otro el de los hermanos Posadas
Yoquieroescribir
. Con ambos aprendí, no solo técnicas y recursos literarios, sino que también
descubrí aspectos propios como escritora: de qué era capaz.
Escribí “Baile de luciérnagas” sin prisas, disfrutando de
cada capítulo y de los momentos de inspiración que te pueden asaltar en mitad
de la madrugada. A
pesar, de que en los cursos te aconsejan que hagas un esquema detallado de cómo
va a ser la novela, yo soy un pelín rebelde en este aspecto: escribo sobre la
marcha, como si los personajes me susurraran la historia. Con esto,
lo que quiero decir es que nunca hagas caso cien por cien a lo que te digan:
sigue tu instinto, se fiel a ti misma pero no dejes de escuchar a los que
saben.
Una vez que puse FIN, esa palabra tan tremendorra, parece que
todo ha terminado pero nada más lejos de la realidad. La primera
vez que pones "fin" no sabes que repasarás, releerás y modificarás mil y una
cosas; y esta parte es MUY IMPORTANTE.
Ni se te ocurra enviar el manuscrito sin repasar, las
faltas, las erratas se escapan de forma traviesa a nuestra vista: muchas veces
leemos lo que queremos ver. No te tomarán en serio si cada dos folios
encuentran fallos: no es profesional.
Los primeros lectores, los “lectores cero” suelen ser
familiares o amigos cercanos pero en realidad no son los mejores pues ni son
expertos en la materia ni serán imparciales (por mucho que te digan que sí). Si
tienes la oportunidad busca a alguien que sea capaz de decirte los fallos, no
solo las maravillas de tu historia.
Tras recibir las primeras críticas, guarda el manuscrito un
par de meses, que no te entren las prisas por enviar el manuscrito. Puedes usar
ese tiempo para informarte de las editoriales, agencias literarias o moverte
por el mundo Blogger literario.
Ese tiempo yo lo usé para crear mi blog Tinta y Acordes, en
el que disfruté creando un rincón con mis cosas preferidas: la música (esas
cantantes raras que me gusta descubrir en pelis y series), las constelaciones
estelares y por supuesto, los libros. Quise saber acerca de otros autores y
creé los cuestionarios musicales PLAY (si queréis hacer un blog, que tenga algo
diferente, ya hay cien mil sobre reseñas únicamente, o pasará sin pena ni
gloria). Quise saber qué opinaba la gente desconocida de mi manera de escribir
y contar historias, por eso empecé a colgar por capítulos “La montaña del
amanecer”. Me alegro mucho de haberlo hecho pues cogí confianza en mí misma por
las buenas críticas que recibía, he hice unas amistades bloggeras (Maristher,
iPatri, Fany,…) estupendas. Tener un blog (original), ser activa en Facebook o
Twitter, no hará que publiques pero sí te dará a conocer, y si te sabes mover
bien, cuando logres publicar tendrás una capacidad de difusión mayor.
Tras esos dos meses volví a enfrentarme al manuscrito de
“Baile de luciérnagas” y volví a rectificar cosas hasta considerar que estaba
suficientemente horneado como para sacarlo fuera.
La carta de presentación, qué momento más complicado para
mí… era fácil hablar sobre la novela pero acerca de mí misma suponía un reto
(sobretodo cuando te piden un pequeño curriculum y piensas ¿y qué voy a poner
si soy nueva en este mundo?). Este enlace describe lo esencial bastante bien:
Formato de una carta de presentación
Registra tu obra en el registro de la propiedad intelectual,
es importante proteger tu creación pues nunca sabes en manos de quién puede
caer: Yo nunca he tenido problemas en este sentido pero no sería la primera vez
que alguien se adueña de la creación de otro:
Propiedad Intelectual
Aquí os dejo un enlace donde encontrareis las editoriales que reciben
manuscritos en formato digital (para gastarse el dinero mandándolos en papel
hay tiempo si no obtienes respuesta de estas):
Editoriales
Puedo decir que de todas, solo recibí contestación de tres y,
la verdad, cuando estás esperando hasta agradeces un rechazo porque al menos
sientes que “te hacen caso”. Una de ellas era una oferta para coedición y,
aunque es muy respetable quien quiera tomar esa vía, yo siempre tuve claro que
poner dinero ( que a veces lo enmascaran exigiendo que vendas en la presentación cien copias) no es cosa del escritor sino de la editorial pues para eso mejor
te autopublicas; la diferencia en cuanto a ventas va a ser igual (tu
familia, amigos y con suerte algún desconocido si te sabes mover bien; a no ser que tu obra sea la releche y consigas crear un movimiento fan espontáneo en
el ciberespacio, lo que es bastante improbable). Con una editorial (de las
serias) tienes el respaldo, la promoción y el coste de producción asegurado. Mi
lema era: primero a las estrellas, siempre hay tiempo de bajar las
expectativas.
Fui afortunada, Ediciones Kiwi contestó muy rápido: recibí
el esperado mail de aceptación con el correspondiente contrato. Aunque la
editora se mostró dispuesta a explicarme todo con detalle acudí a un familiar
experto en contratos de este tipo para asesorarme, porque por norma general, ¿quién
entiende todas esas cláusulas y conceptos legales? Si tienes a quien consultar
hazlo, antes de firmar asegúrate de que nada se escapa del contrato, que todo
está claro y que lo entiendes. He visto contratos de otras editoriales (de
coedición por ejemplo) y son para agarrarte los pantalones.
Sobre las agencias literarias, no puedo hablar pues no he
llegado a trabajar con ninguna por el momento. Cuando una de ellas me mandó un
contrato pregunté a mis amigas Olga Salar y Gema Samaro; ambas habían
conseguido sus logros sin agente y me dije que para acudir a uno ya habría
tiempo si las cosas no continuaban por el buen camino que llevaban. Por ahora,
ando sola y no me puedo quejar. Estoy con Ediciones Kiwi, donde me tratan no
bien, sino maravillosamente, estoy creciendo a la par que ellos (comenzamos sin
distribución y ahora saltamos juntos con ella a toda España con “Un columpio
en las estrellas”), y con el tiempo quién sabe… mi misión ahora es terminar el
tercer libro, que espero también veáis publicado. Regina Román me dio un buen
consejo: “Si estás a gusto con tu editorial, aunque no sea de las consideradas
“grandes”, no te muevas”. Te puedes volver loco si escuchas a la gente, cada
historia es como cada persona: un mundo.
Esta es mi historia, espero que guíe o ilumine vuestros
caminos, os deseo suerte y ojala nos leamos durante mucho tiempo.
Elena C.